CAMELIA, LA FLOR DEL INVIERNO

CAMELIA, LA FLOR DEL INVIERNO

viernes 22 de marzo, 2013

CAMELIA, LA FLOR DEL INVIERNO

García


Un aforismo chino recomienda, para ser feliz, hacerse jardinero. De Oriente precisamente arribó en el siglo XVI un barco cargado de... plantas del té (Camellia sinensis) junto a otras teáceas que sobrecogían por la vistosidad, delicadeza y dimensiones de sus pétalos, lo mismo que por el ornato de su hoja perenne y sin espinas.

Conocíamos que Galicia era la patria de las camelias. Ahora sabemos que el dulce clima atlántico del oeste asturiano, en plena Comarca Vaqueira, le sienta a las mil maravillas a esta flor de esplendente cromática que vive su eclosión anual hasta el mes de abril. Reina del invierno que, con alguna episódica salvedad, es inodora. La Dama de las Camelias, la cortesana a la que Dumas (hijo) dio hálito de vida literaria, se adornaba siempre con ellas, lindezas aparte, debido a una alergia. Su delicadeza es tal que Coco Chanel adoptó la japónica alba plena en su logotipo. En el lenguaje floral, camelia es sinónimo de constancia.

Camelias en el jardín de la Fonte Baixa en Luarca (municipio de Valdés, Asturias). / Ernesto García


Coleccionistas y curiosos tienen una cita en Luarca, capital del concejo de Valdés, el 23 y 24 de febrero, a raíz de la I Exposición de Camelias (entrada gratuita; teléfono 608 21 69 67). Su fácil hibridación hace que la competencia sea feroz entre el medio centenar de expositores. De las casi 30.000 variedades existentes, se pondrán a la luz medio millar en formato de flor cortada. La especie japónica, o rosa de Japón, la que ha dado lugar a la mayoría de variedades de jardín, ocupa un lugar en el joyero. Abrimos el joyero y salen camelias como la especie reticulata, cultivada en los templos del sureste chino, y la hibridación denominada “higo”, reservada en exclusiva a los samuráis. Asimismo, la exposición contará con sasanquas y japónicas Kramer, ambas, esta vez sí, aromáticas.

Conviene reparar en el continente expositivo, el Círculo Liceo (1910), obra del arquitecto de origen asturiano (nació en Cuba) Manuel del Busto, de quien veremos después el elegante consistorio, la Casa Trelles, y, en el barrio de Barcellina, Villa Excélsior (se está tramitando la licencia como hotel de lujo).